Me despierto espantada, ¿eso ha sido un sueño? Tan real y tan extraño… he soñado algo imposible, aterrador, dudoso y sobretodo demasiado real para mi gusto; ando hacia el cuarto de baño mientras intento quitarme estos pensamientos de la cabeza, hoy es martes, primer día de instituto… ahh… de vuelta a la rutina diaria.
Me miro al espejo, buf, que mal aspecto, mis ojos verdes luchan por cerrarse, mi pelo un poco corto y oscuro no tiene aspecto de desenmarañarse con facilidad, pero tengo que darme prisa ya que mi amiga Marga me espera para irnos juntas.
Me miro al espejo, buf, que mal aspecto, mis ojos verdes luchan por cerrarse, mi pelo un poco corto y oscuro no tiene aspecto de desenmarañarse con facilidad, pero tengo que darme prisa ya que mi amiga Marga me espera para irnos juntas.
Una vez en casa de Marga tengo que esperar, resulta que me he apresurado demasiado y cuando he llegado todavía estaba dormida, Marga es una chica con las cosas muy claras, es susceptible y un tanto lenta a la hora de darse cuenta de las cosas, casi siempre estamos en desacuerdo pero aun así es mi mejor amiga y nos respetamos mutuamente, este año es el primero en el que estamos juntas en clase y se la ve bastante ilusionada con ello, Meg, como me gusta llamarle, es de esas chicas que cuando hablan, hablan, y hablan, y hablan, y no se callan ni a 5.000 kilómetros debajo del agua escondida tras una roca mientras un tiburón blanco que lleva 4 años sin comer y que para colmo lleva un piercing en la lengua ronda por la zona… vamos, que habla mucho.
Por fin aparece Meg, tiene el pelo largo y rizado, de un castaño muy claro, los ojos marrones oscuros casi rojizos, y la piel muy clara y pecosa, es delgada y alta comparada conmigo, que soy más bien baja; me sonrie y comienza a hablar:
-¡Hola Arlieeen!-saluda mientras mueve efusivamente la mano- ¿Qué tal el madrugón? ¡Dios! Yo he tenido un sueño súper raro, era mi cumpleaños y todos…
Cuando menciona su sueño me acuerdo del mío, ¿que había sido eso? En él yo me encontraba corriendo por un bosque, a mi lado también corría una persona pero no supe reconocerla, parecía como si huyéramos de algo aunque no sabia de qué, me sentía pesada y soñolienta, me dolía todo, las ramas me rozaban y me costaba caminar, de repente empecé a sentir un calor abrasador que me hizo comenzar a sudar, me giré y contemplé con horror que el bosque a mis espaldas estaba cubierto en llamas, el fuego se acercaba y tiré con todas mis fuerzas de mi para poder seguir corriendo, sentía el sudor en la nuca y todo se estaba nublando cuando llegamos a una especie de pequeño templo, intenté con todas mis fuerzas abrir la puerta pero era imposible, al otro lado, detrás de dos arboles perfectamente alineados se encontraba un precipicio, no había escapatoria y el fuego se acercaba, la persona que antes corría a mi lado ya no estaba. Ahora era solo yo, yo frente al fuego, se acercaba, se acercaba, se acercaba, yo intentaba retroceder aunque el aire me pesara tanto sobre los hombros, hasta que ya no pude retroceder más, por que ya no había sitio al que retroceder, entonces caí… pero eso no fue lo peor, el sueño acababa de empezar, lo peor, lo que me frustró tanto fue lo que siguió a continuación.
-¿Arlien? ¿¡Me estás escuchando!?- Meg me zarandea para que le preste atención, he dejado de escucharle sin darme cuenta, y eso le molesta mucho.
-¿eh? Claro, claro, ¿como no iba a querer escucharte Meg? Venga mujer, sigue.
-Pues eso, que entonces todos os encerrasteis en el cuarto de baño y yo salí fuera y en mi jardín… ¡adivina que había en mi jardín! ¡Un casting de gran hermano! ¿Te lo puedes creer?... fue algo así como: ¿Qué leches hace un casting de Gran Hermano en mi jardín? Jajaja.
-Si, bueno, me lo imagino, pero solo hay algo que no me cuadra… Meg… tú no tienes jardín.
-hahah, si, ese también es un punto a mirar.
Y así entre comentarios absurdos y jardines inexistentes llegamos al instituto, deseosas de saber que compañeros y profesores tendríamos este año.
Por fin aparece Meg, tiene el pelo largo y rizado, de un castaño muy claro, los ojos marrones oscuros casi rojizos, y la piel muy clara y pecosa, es delgada y alta comparada conmigo, que soy más bien baja; me sonrie y comienza a hablar:
-¡Hola Arlieeen!-saluda mientras mueve efusivamente la mano- ¿Qué tal el madrugón? ¡Dios! Yo he tenido un sueño súper raro, era mi cumpleaños y todos…
Cuando menciona su sueño me acuerdo del mío, ¿que había sido eso? En él yo me encontraba corriendo por un bosque, a mi lado también corría una persona pero no supe reconocerla, parecía como si huyéramos de algo aunque no sabia de qué, me sentía pesada y soñolienta, me dolía todo, las ramas me rozaban y me costaba caminar, de repente empecé a sentir un calor abrasador que me hizo comenzar a sudar, me giré y contemplé con horror que el bosque a mis espaldas estaba cubierto en llamas, el fuego se acercaba y tiré con todas mis fuerzas de mi para poder seguir corriendo, sentía el sudor en la nuca y todo se estaba nublando cuando llegamos a una especie de pequeño templo, intenté con todas mis fuerzas abrir la puerta pero era imposible, al otro lado, detrás de dos arboles perfectamente alineados se encontraba un precipicio, no había escapatoria y el fuego se acercaba, la persona que antes corría a mi lado ya no estaba. Ahora era solo yo, yo frente al fuego, se acercaba, se acercaba, se acercaba, yo intentaba retroceder aunque el aire me pesara tanto sobre los hombros, hasta que ya no pude retroceder más, por que ya no había sitio al que retroceder, entonces caí… pero eso no fue lo peor, el sueño acababa de empezar, lo peor, lo que me frustró tanto fue lo que siguió a continuación.
-¿Arlien? ¿¡Me estás escuchando!?- Meg me zarandea para que le preste atención, he dejado de escucharle sin darme cuenta, y eso le molesta mucho.
-¿eh? Claro, claro, ¿como no iba a querer escucharte Meg? Venga mujer, sigue.
-Pues eso, que entonces todos os encerrasteis en el cuarto de baño y yo salí fuera y en mi jardín… ¡adivina que había en mi jardín! ¡Un casting de gran hermano! ¿Te lo puedes creer?... fue algo así como: ¿Qué leches hace un casting de Gran Hermano en mi jardín? Jajaja.
-Si, bueno, me lo imagino, pero solo hay algo que no me cuadra… Meg… tú no tienes jardín.
-hahah, si, ese también es un punto a mirar.
Y así entre comentarios absurdos y jardines inexistentes llegamos al instituto, deseosas de saber que compañeros y profesores tendríamos este año.
-Perdón, profesora, no he podido llegar antes.
No puedo evitar aguantar la respiración, era él, el chico de mi sueño, ¿cómo puede ser? Siento como mis orejas empiezan a arder, no, es imposible, yo nunca he visto a ese chico, nunca, es la primera vez, pero sé que es el de mi sueño. Se acerca y se sienta detrás de mí. No pasa nada, tranquila Arlien, solo es una casualidad de parecidos, no pasa nada, tú simplemente atiende a la profesora y no mires atrás.
-psss, pssss, ehh…
Noto como me tocan la espalda, ¡mierda! ¿Pero que hace este tío? No importa, pasa de él.
-heii, tú, la que está delante de mí.
Buuuufff… creerá que soy estúpida o algo así si no le contesto, así que me giro y allí está él, sonriente, mirándome con esos ojazos azules.
-¿podrías pasarme el horario? Como he llegado tarde no he podido copiarlo…
-ehhh… claro.- ¿cómo le iba decir que no a esos OJAZOS? Le paso el cuaderno y me vuelvo hacia la profesora.
Al dejar de estar en contacto con sus ojos ya puedo recordar porque me había quedado tan asustada antes. Mi sueño.
Después de un buen tiempo cayendo y cayendo al vacío noté como algo me paraba, unos brazos, alguien me sostenía y ahora estábamos en el mismo bosque del principio, pero esta vez no había ni pizca de fuego. Miré a mi salvador y allí estaba el chico que antes corría junto a mí, el chico que hace un momento me había pedido el horario, lo recordaba perfectamente, con sus ojos azules; él me sonreía de oreja a oreja, parecía feliz de verme y yo también lo estaba de verle a él, pero de repente su sonrisa se volvió una mueca de dolor, luego de horror y finalmente de odio, noté algo frío en mi mano y me di cuenta de que le acababa de clavar un puñal en el pecho. Grité. No, no, yo no quería hacer eso. La herida empezó a sangrar, y él se cayó de espaldas, junto conmigo, mi pecho chocó con el puñal y se lo clavó más hondo aún, el chico de ojos azules gritó. El grito entró por mis oídos y se clavó en mi corazón, ahora yo también sangraba... y gritaba. Le miré a la cara y empecé a llorar, sus bonitos ojos azules se habían vuelto negros y su piel pálida, la expresión de su cara ahora muestra un sufrimiento sin fin y un horror infinito… Y así acaba mi sueño, con esa expresión clavada en mi mente, y ese grito hincado en mi corazón.
Unos toquecitos en la espalda me devolvieron a la realidad.
-Heii…
Puf! Será pesado, yo intentando olvidarme de él y no hace más que molestarme. Me giro.
-¿Mmm?
-¿Qué pasa? No me mires con esa cara, solo quiero devolverte tu cuaderno.-me lo ofrece y lo cojo-gracias por dármelo.
- De nada…-¡Dios! No puedo parar de mirarle, ¿Me habré puesto roja? Que vergüenza… es que es como si me hechizara.
Realmente tiene unos ojos preciosos, la pupila sobresalta en el centro de ese iris azul cielo, que se va volviendo mas oscuro hasta llegar al final, salpicado de puntos más oscuros colocados sin orden alguno… madre mía, creo que llevo demasiado tiempo mirándole, ¿lo habrá notado?
Me giro bruscamente he intento pensar en otra cosa.
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