jueves, 14 de julio de 2011

¿Qué? Narración 2

Thor. Relato de Tortilla.

Hoy es el primer día en este instituto y llego tarde, que desastre, pues sí que empiezo con buen pie… tendré que comerme el desayuno de camino.
Me visto, peino y corro mientras trago a duras penas la magdalena de chocolate del desayuno, quizás, con un poco de suerte llegue a tiempo.
Por el camino me tropiezo varias veces hasta llegar a un callejón que me quitará de correr varias calles (descubrí este atajo antes de ayer cuando paseaba a mi perro)
Pero mientras atravesaba el callejón ocurrió algo extraño: empezaron a pitarme los oídos, es algo muy desagradable, no puedo soportarlo y me tiro al suelo. De repente el sonido cesa y me doy cuenta de que estoy acurrucado en el suelo tapándome los oídos y con los ojos cerrados, abro los ojos y me sobresalto, allí, delante de mí hay un gato bastante extraño, sus ojos dorados brillan en la oscuridad de la mañana y tiene un pelaje blanco precioso, salpicado de manchitas grises, negras y color canela, sus patas son marrones al principio y blancas en la punta y la cola es larga y peluda.
Me quedo paralizado hasta que el gato, que parece hablarme con la mirada, con un maullido salta sobre mí y sale corriendo por detrás, entonces me enderezo y veo al otro lado del callejón como dos chicas cada una con su mochila (una era verde y la otra roja, no pude evitar acordarme de una sandía) pasan corriendo. ¡Es cierto! El instituto ¿cuanto tiempo habrá pasado? Tengo que darme prisa. Miro el reloj, todavía creo que puedo llegar a tiempo. ¡oh valla! Que desastre, me acabo de dar cuenta de que estoy yendo en zapatillas. Que desastre que desastre, ahora tendré que volver.
Después de casi morir ahogado mientras corría, ponerme los zapatos y seguir corriendo, llego al instituto, ¿Dónde estará la clase de 4ºD de Dantesco? miro por todo el pasillo y nada, subo las escaleras, por aquí tampoco está (a que va a ser D de Desagradable, o de Defunción), bajo las escaleras para llegar al pasillo de antes y vuelvo a bajar, bingo, justo delante de la escalera está la clase.
Al entrar todos me miran, uff. Mejor no digo nada de que si he llegado tarde es porque me venía en zapatillas.
-Perdón, profesora, no he podido llegar antes.
 Me siento en el primer sitio que veo, detrás de… ¡eh! Esas mochilas me suenan, una verde y otra roja, recuerdan a una sandía. Bueno tengo que pedir el horario, se lo pediré a la chica de la mochila rojo sandía.
-psss, pssss, ehh…
Le doy toquecitos en la espalda pero no me hace caso ¿que le pasa? Tendrá poca sensibilidad en la espalda.
-heii, tú, la que está delante de mí.
Por fin se gira y me mira, parece un poco desganada. Hei, es muy guapa.
-¿podrías pasarme el horario? Como he llegado tarde no he podido copiarlo…
-ehhh… claro.-Me da el cuaderno.
Se gira y la clase sigue.
Después de que terminara tercera hora y tocara el timbre todos nos fuimos al recreo, lo más parecido a conocer a alguien allí era a “las chicas sandia”. Ellas paseaban alrededor de un césped. Una de ellas (la de la mochila verde) no para de hablar, y la otra (a la que le pedí el horario) se mantiene callada. Me apoyo en la pared y las observo hasta que se sientan en un banquito debajo de un árbol, entonces decido acercarme.
-Hola, muchas gracias por dejarme hoy el horario.- le digo a la de la mochila roja.
-Ehh… si.
Entonces la chica de la mochila verde me mira y me sonríe.
-Anda, tu eres el que ha llegado tarde ¿no? Encantada, yo me llamo Margarita. Marga. Y esta es Arlien que vive muy cerca de mí y siempre nos venimos andando, somos muy amigas ¿sabes?.
- Oh, bonitos nombres, yo me llamo Tortilla, pero me podéis llamar Torti.- Arlien se me queda mirando con una cara un poco extraña, pero no dice nada.
-Vale, Torti ¿y cómo es que has llegado tarde? Nosotras también casi llegamos tarde porque nos entretuvimos hablando aunque en realidad Arlien había llegado muy pronto a mi casa de hecho yo todavía estaba dormida cuando llegó…
-Querrás decir te entretuviste hablando.- dice Arlien sonriendo, que aún me mira con una cara un poco extraña.
-Ven, siéntate.-Me ofrece Marga acompañada de un gesto con la mano enseñándome el que sería mi sitio.
El recreo lo paso escuchando a Marga, Arlien solo abre la boca para decir cortos comentarios, aunque se rie mucho de las ideas tontas de Marga, con una risa tintineante que da gusto oír. Dijo que se niega a llamarme Tortilla ni Torti (cosa que no entiendo porque) así que ahora me llama Thor.
Después, una vez en clase la profesora nos hace presentarnos uno por uno.
-Hola, me llamo Margarita así como la flor, pero llamadme Marga porque todos me llaman así que es más corto que Margarita y más bonito además. Vivo tres calles cerca de aquí en la casa que hay al lado de la tienda de pasteles que por cierto allí hacen una tarta de manzana riquísima os la recomiendo, bueno tengo 16 años y siempre desde que nací he vivido en el mismo lugar. No tengo hermanos ni mascota pero si alguien quiere ofrecerme algún loro lo aceptaré encantada, mi madre no me deja comprármelo pero si digo que es un regalo no podrá rechazarlo -sonríe y mira a la profesora que le está echando una mirada un tanto amenazadora.- Bueno espero seguir llevándome bien con vosotros y con los nuevos, os deseo buenas notas en este curso. –termina de decir mientras se apresura a su sitio.
Después se presenta Arlien:
-Ehh… Hola, creo que esto es una tontería ya que me conocéis casi todos.-la profesora le hecha una mirada asesina y Arlien pone cara de resignación.-  Bueno, me llamo Arlien, tengo 15 años  y vivo (al igual que Marga) tres calles cerca de aquí, eeeh, nací en Florencia, Italia, pero llevo viviendo aquí desde los 5 años… Mi pasión son los libros y la pintura y… ehh… vivo con mi madre, mi hermana y mi gata… y, bueno, siempre que queráis pedirme un favor os intentaré ayudar.
Detrás de unas cuantas presentaciones más por fin me toca a mí:
-Hola, bueno, yo me llamo Tortilla, tengo 16 años y me mudé aquí hace poco. No conozco demasiada gente así que espero que nos llevemos muy bien. Vivo un poco lejos de aquí pero intentaré no retrasarme,  además pronto traerán mi bicicleta y seré más rápido… bueno, no tengo nada más que decir.- valla presentación más patética…
Los tres próximos días pasaron más o menos con normalidad, Marga me contó su vida en verso y Arlien parecía intentar evitarme. Entable amistad con todos los de mi clase y en el recreo iba de flor en flor, esceptuando algunas veces que me iba el recreo entero con las “chicas sandía”
Pero esa tarde…

¿Qué? Narración 1

Arlien. Relato de Arlien

Me despierto espantada, ¿eso ha sido un sueño? Tan real y tan extraño… he soñado algo imposible, aterrador, dudoso y sobretodo demasiado real para mi gusto; ando hacia el cuarto de baño mientras intento quitarme estos pensamientos de la cabeza, hoy es martes, primer día de instituto… ahh… de vuelta a la rutina diaria.
Me miro al espejo, buf, que mal aspecto, mis ojos verdes luchan por cerrarse, mi pelo un poco corto y oscuro no tiene aspecto de desenmarañarse con facilidad, pero tengo que darme prisa ya que mi amiga Marga me espera para irnos juntas.
Una vez en casa de Marga tengo que esperar, resulta que me he apresurado demasiado y cuando he llegado todavía estaba dormida, Marga es una chica con las cosas muy claras, es susceptible y un tanto lenta a la hora de darse cuenta de las cosas, casi siempre estamos en desacuerdo pero aun así es mi mejor amiga y nos respetamos mutuamente, este año es el primero en el que estamos juntas en clase y se la ve bastante ilusionada con ello, Meg, como me gusta llamarle, es de esas chicas que cuando hablan, hablan, y hablan, y hablan, y no se callan ni a 5.000 kilómetros debajo del agua escondida tras una roca mientras un tiburón blanco que lleva 4 años sin comer y que para colmo lleva un piercing en la lengua ronda por la zona… vamos, que habla mucho.
Por fin aparece Meg, tiene el pelo largo y rizado, de un castaño muy claro, los ojos marrones oscuros casi rojizos, y la piel muy clara y pecosa, es delgada y alta comparada conmigo, que soy más bien baja; me sonrie y comienza a hablar:
-¡Hola Arlieeen!-saluda mientras mueve efusivamente la mano- ¿Qué tal el madrugón? ¡Dios! Yo he tenido un sueño súper raro, era mi cumpleaños y todos…
Cuando menciona su sueño me acuerdo del mío, ¿que había sido eso? En él yo me encontraba corriendo por un bosque, a mi lado también corría una persona  pero no supe reconocerla, parecía como si huyéramos de algo aunque no sabia de qué, me sentía pesada y soñolienta, me dolía todo,  las ramas me rozaban y me costaba caminar, de repente empecé a sentir un calor abrasador que me hizo comenzar a sudar,  me giré y contemplé con horror que el bosque a mis espaldas estaba cubierto en llamas, el fuego se acercaba y tiré con todas mis fuerzas de mi para poder seguir corriendo, sentía el sudor en la nuca y todo se estaba nublando cuando llegamos a una especie de pequeño templo, intenté con todas mis fuerzas abrir la puerta pero era imposible, al otro lado, detrás de dos arboles perfectamente alineados se encontraba un precipicio, no había escapatoria y el fuego se acercaba, la persona que antes corría a mi lado ya no estaba. Ahora era solo yo, yo frente al fuego, se acercaba, se acercaba, se acercaba, yo intentaba retroceder aunque el aire me pesara tanto sobre los hombros, hasta que ya no pude retroceder más, por que ya no había sitio al que retroceder, entonces caí… pero eso no fue lo peor, el sueño acababa de empezar, lo peor, lo que me frustró tanto fue lo que siguió a continuación.
-¿Arlien? ¿¡Me estás escuchando!?- Meg me zarandea para que le preste atención, he dejado de escucharle sin darme cuenta, y eso le molesta mucho.
-¿eh? Claro, claro, ¿como no iba a querer escucharte Meg? Venga mujer, sigue.
-Pues eso, que entonces todos os encerrasteis en el cuarto de baño y yo salí fuera y en mi jardín… ¡adivina que había en mi jardín! ¡Un casting de gran hermano! ¿Te lo puedes creer?... fue algo así como: ¿Qué leches hace un casting de Gran Hermano en mi jardín? Jajaja.
-Si, bueno, me lo imagino, pero solo hay algo que no me cuadra… Meg… tú no tienes jardín.
-hahah, si, ese también es un punto a mirar.
Y así entre comentarios absurdos y jardines inexistentes llegamos al instituto, deseosas de saber que compañeros y profesores tendríamos este año.
La  primera hora pasó con normalidad y nos sentamos juntas, yo al lado de la ventana, nuestra tutora nos comentó como iba a ser nuestras clases, como iba a dar su asignatura, los profesores que tendríamos, el horario… en resumen: aburrimiento, aburrimiento y más aburrimiento… lo más extraño fue que Meg no habló durante toda la hora, era increíble, parecía estar muy emocionada y no paraba de apuntarlo todo en su agenda, como si fuera interesante… pero a segunda hora pasó algo que me desconcertó, mientras la profesora seguía con su charla la puerta se abrió de repente, todos la miramos y de ella salió otro chico de nuestra edad.
-Perdón, profesora, no he podido llegar antes.
No puedo evitar aguantar la respiración, era él, el chico de mi sueño, ¿cómo puede ser? Siento como mis orejas empiezan a arder, no, es imposible, yo nunca he visto a ese chico, nunca, es la primera vez, pero sé que es el de mi sueño. Se acerca y se sienta detrás de mí. No pasa nada, tranquila Arlien, solo es una casualidad de parecidos, no pasa nada, tú simplemente atiende a la profesora y no mires atrás.
-psss, pssss, ehh…
Noto como me tocan la espalda, ¡mierda! ¿Pero que hace este tío? No importa, pasa de él.
-heii, tú, la que está delante de mí.
Buuuufff… creerá que soy estúpida o algo así si no le contesto, así que me giro y allí está él, sonriente, mirándome con  esos ojazos azules.
-¿podrías pasarme el horario? Como he llegado tarde no he podido copiarlo…
-ehhh… claro.- ¿cómo le iba  decir que no a esos OJAZOS? Le paso el cuaderno y me vuelvo hacia la profesora.
Al dejar de estar en contacto con sus ojos ya puedo recordar porque me había quedado tan asustada antes. Mi sueño.
Después de un buen tiempo cayendo y cayendo al vacío noté como algo me paraba, unos brazos, alguien me sostenía y ahora estábamos en el mismo bosque del principio, pero esta vez no había ni pizca de fuego. Miré a mi salvador y allí estaba el chico que antes corría junto a mí, el chico que hace un momento me había pedido el horario, lo recordaba perfectamente, con sus ojos azules; él me sonreía de oreja a oreja, parecía feliz de verme y yo también lo estaba de verle a él, pero de repente su sonrisa se volvió una mueca de dolor, luego de horror y finalmente de odio, noté algo frío en mi mano y me di cuenta de que le acababa de clavar un puñal en el pecho. Grité. No, no, yo no quería hacer eso. La herida empezó a sangrar, y él se cayó de espaldas, junto conmigo, mi pecho chocó con el puñal y se lo clavó más hondo aún, el chico de ojos azules gritó. El grito entró por mis oídos y se clavó en mi corazón, ahora yo también sangraba... y gritaba. Le miré a la cara y empecé a llorar, sus bonitos ojos azules se habían vuelto negros y su piel pálida, la expresión de su cara ahora muestra un sufrimiento sin fin y un horror infinito… Y así acaba mi sueño, con esa expresión clavada en mi mente, y  ese grito hincado en mi corazón.
Unos toquecitos en la espalda me devolvieron a la realidad.
-Heii…
Puf! Será pesado, yo intentando olvidarme de él y no hace más que molestarme. Me giro.
-¿Mmm?
-¿Qué pasa? No me mires con esa cara, solo quiero devolverte tu cuaderno.-me lo ofrece y lo cojo-gracias por dármelo.
- De nada…-¡Dios! No puedo parar de mirarle, ¿Me habré puesto roja? Que vergüenza… es que es como si me hechizara.
Realmente tiene unos ojos preciosos, la pupila sobresalta en el centro de ese iris azul cielo, que se va volviendo mas oscuro hasta llegar al final, salpicado de puntos más oscuros colocados sin orden alguno… madre mía, creo que llevo demasiado tiempo mirándole, ¿lo habrá notado?
Me giro bruscamente he intento pensar en otra cosa.